jueves, 27 de agosto de 2009

la crisis una oportunidad para avanzar en igualdad

El 2008 nos llevó a una crisis economica mundial sin precedentes, hemos asistido a la caida del sistema financiero y a la quiebra de las grandes emporios financieros, muchos de los cuales han podido sobrevivir por las inyecciones millonarias proporcionadas por los Estados. Eso ocurrió en octubre de 2008 , un vértigo recorrió el mundo al comprobar como los grandes economicamente eran en realidad enanos corrompidos, incapaces de hacer frente a las consecuencias derivadas de sus practicas abusivas y a la voracidad de sus gestores. Pedian ayuda , los que escasos dias antes habían proclamado la bondad de la desregulación y la supremacia de la economia de mercado frente a la actividad del Estado.
Pues bien, mediado ya el año 2009, continúa la crisis y somos ya conscientes de la profundidad del desastre economico al que nos han conducido los estrategas neoconservadores. Pero, a pesar de sus graves responsabilidades, en estos meses estamos comprobando la incapacidad de los politicos de reclamarles responsabilidades por sus desmanes, cuyos costos los estamos pagando todos, sino tambien -y esto es lo peor - observamos como sus posiciones e interesas particulares van ganando y van marcando las medidas adoptadas para la salida de crisis economica.
En España: horrorizados asistimos a una cupula de la CEOE que se atreve a dar lecciones sobre la salida de la crisis, señalando que el unico camino es la reduccion de los derechos de los trabajadores y cargar sobre estos los costes de la crisis. Liberalización del mercado laboral en todas sus manifestaciones. Hablan de liberalizar, desregularizar cuando la crisis economica parecia haber demonizado este concepto.
En suma, pretenden cambiar algo las cosas para que todo siga igual. O dicho de otra manera, pretenden exorcizar el demonio con Belcebú.
No debemos aceptar este estado de cosas y debemos reclamar responsabilidades a quienes con sus actos han generado la actual crisis economica. Y esa labor de reexamen no debe quedarse ahí, sino que debemos aprovechar esta situación de crisis para reelaborar un nuevo orden economico y social, en el que la dignidad de las personas sea , de verdad, el centro de las decisiones politicas y economicas. Y en este proceso debemos implicarnos de un modo activo como autenticos protagonistas de nuestro destino,abandonando los refugios individualistas y recobrando nuestra capacidad transformadora y tambien nuestra responsabilidad por construir un futuro mejor.

jueves, 19 de junio de 2008

JUEGOS FLORALES

El debate teorico- linguistico-politico provocado por el uso del termino "miembras" por la ministra de igualdad Bibiana Aido resulta desmoralizador pues situa el discurso politico de las mujeres en asuntos anecdoticos y olvida los problemas más urgentes
Aunque comparto que el lenguaje no es aseptico, sino que está cargado de valores,creencias y de ideologia ; en definitiva mediante el lenguaje se expresa la propia historia del ser humano(hombres y mujeres).No estoy de acuerdo con la dimensión politica-feminista que se le esta dando al hecho de utilizar el termino "miembras".
En mi opinion, ha sido un lapsus de la ministra. No es la primera vez que responsables politicos (ministros/as o cualquier personaje publico) se equivocan en el uso del lenguaje y sus meteduras de pata se convierten en chascarrillos.Y segun el humor y los protagonistas nos provocan risa, verguenza o escandalo. Estas meteduras de pata afectan por igual a los dos sexos. Aunque es cierto que el juicio social siempre es más severo cuando la protagonista es una mujer . Pero esta mayor severidad en el juicio no debe convertir el lapsus en una batalla (o simbolo) politico y menos convertirlo en test de lo correcto/incorrecto de feminismo.
Más aun, si las ministra Aido ha utilizado el termino "miembras" en un afan provocador y ejemplificador, el problema es más grave pues indica una grave desorientación politica, al olvidar y guardar silencio sobre asuntos pendientes más graves, entre ellos, el mantenimiento de una legislacion sobre aborto que criminaliza a las mujeres. Hay que recordar que en su intervención en la Comisión del Congreso de los Diputados, tan solo mencionó que el Gobierno iba a abrir una reflexión sobre la reforma de la legislación sobre aborto. La verdad es que esperabamos de este ministerio de la igualdad y de su titular algo más de osadia y resolución en la defensa de los derechos de las mujeres que estan siendo atacados.

viernes, 7 de marzo de 2008

LAS MUJERES NO DECIDIMOS

La conmemoración del 8 de marzo tiene un valor simbólico al que muchas mujeres no queremos renunciar. Pocas veces ha estado tan justificado conmemorar el 8 de marzo como en este año 2008, en el que muchas mujeres hemos comprobado la fragilidad de algunos de nuestros derechos y libertades.

Algunas mujeres hemos vuelto a sentir la necesidad de estar organizadas, de tener una presencia propia y autónoma en el ámbito social y político , no subordinada a otros intereses, a profundizar y a crear nuevos espacios que nos permitan reaccionar ante los ataques recibidos y alumbrar un nuevo discurso que potencie y asegure los avances sociales en materia de igualdad.

Resulta necesario denunciar las actitudes hipócritas de la sociedad española: por un lado el discurso retórico y formal a favor de los derechos de las mujeres que conforma el lugar común de lo políticamente correcto. Y, paralelamente la presencia de un discurso, más real y efectivo, que perpetua y justifica la desigualdad y la subordinación de las mujeres. La manifestación más brutal de esta realidad es sin duda la violencia de género.

Esta realidad explica la pervivencia de una legislación penal en materia de aborto, que sigue criminalizando a las mujeres. También explica la falta de implicación y compromiso de organizaciones y partidos de izquierda con las demandas feministas. Y sirve para explicar igualmente que se prohíba la manifestación del 8 de marzo, y su traslado a otro día, para no “contaminar” el día de reflexión anterior a las elecciones.

Las pretendidas justificaciones legalistas para no autorizar la celebración del Día de la Mujer Trabajadora el día 8 de marzo resultan poco convincentes. Forma parte del patrimonio colectivo del movimiento feminista en las sociedades democráticas la celebración del 8 de marzo y no es de recibo que las mujeres tengamos que trasladar la fecha de esta histórica convocatoria por coincidir con la jornada de reflexión previa a la cita electoral. Esta decisión ha resultado tristemente esclarecedora. Revela la agónica situación del movimiento feminista organizado incapaz de defender su patrimonio simbólico y de elaborar una estrategia propia para impulsar políticas de igualdad, esta debilidad determina que las demandas feministas queden siempre supeditadas a otros intereses, ajenos a los de las mujeres.

También esta prohibición pone de relieve, en aparente contradicción con lo anterior, el potencial de peligrosidad que tenemos las mujeres con nuestras reivindicaciones feministas al poder provocar una alteración grave de la necesaria neutralidad ideológica y tranquilidad de los ciudadanos en ese día de reflexión. ¿Será que las mujeres somos mas peligrosas de lo que creemos?

lunes, 18 de febrero de 2008

No nos quieren y ademas nos persiguen (Debate entre las mujeres y algunos obispos y arzobispos)


(Titulo que parafrasea el artículo de Juan G. Bedoya, publicado en El País, en la edición del viernes 15 de febrero de 2008)

Resulta irrefutable que la iglesia católica y su doctrina no quiere a las mujeres. Hagamos un breve repaso: Primero somos un ser derivado, esto es salimos de la costilla de Adán y por si fuera poco este dato de nuestra naturaleza secundaria somos responsables del pecado original. No es necesario abundar en esta idea: la curiosidad malsana de Eva provocó ni más ni menos la expulsión del paraíso y el castigo divino para toda la humanidad. ¡Aun me alcanza mi parte de culpa!
Además, durante siglos los hombres de la iglesia debatieron sobre la naturaleza de la mujer: ¿qué somos? ¿Seres animados, inanimados, cosas,…? Durante un largo tiempo, el tema pareció claro: no se sabía bien que éramos pero las evidencias concluían que la mujer no tenía alma. Más tarde, unos modernos en algún siglo (ni lo sé ni me importa) , se reúnen en un Concilio y deciden que tenemos alma, pero con dudas y además indicando que la mujer siempre debe quedar a buen recaudo de padres, hermanos y maridos, y en defecto de éstos de la Santa Iglesia.
En aquella época, siglo más o menos, el diablo se representa, en muchas ocasiones, en forma de mujer. Ya se sabe el pecado de la carne solo es pensable en forma femenina. Acaso, ¿hay más pecados que el de la carne? En definitiva desde su nacimiento la mujer es portadora de este pecado, que como sabemos es capital. Esta condición no la perdemos nunca y solo los hombres nos pueden librar de refocilarnos en el pecado mediante el matrimonio y/o el convento.
Si quieren sigo. Pero solo algún apunte más para los que tengan dudas: Se acuerdan de las brujas. Esto ha durado durante siglos y más aun ¿no quedan todavía? De hombres brujos no se sabe nada. Es claro que no hay.
En la actualidad las cosas han cambiado. Es cierto, que ahora las mujeres tenemos alma, corazón y cuerpo serrano, pero la Iglesia lo vive como una verdadera ofensa a sus dogmas de fe. No me extraña que se sientan acosados.
A mi me pasa lo mismo con ellos. ¿Qué pretendemos las mujeres? Somos seres autónomos: tomamos nuestras propias decisiones en ámbitos tan íntimos como la maternidad. Hasta hay mujeres que están a favor del aborto. También hay mujeres que creemos que la afectividad y los sentimientos entre hombres y mujeres existen y se desenvuelven más allá de los estrechos límites del concepto católico de familia (respetable pero no único). Incluso hay mujeres que nos rebelamos con esa idea de que el dolor nos debe acompañar a lo largo de la vida (ya se sabe desde el nacimiento hasta el final con la muerte). No alcanzo a comprender ese empecinamiento en que la resignación ante el dolor es chachi.



miércoles, 23 de enero de 2008

MANIFIESTO EN FAVOR DE LA LEY DE PLAZOS FIRMADO POR CIEN PERSONAS

CARTA DIRIGIDA A PARTIDOS Y ORGANIZACIONES SOCIALES

"El texto que remitimos a su organización, firmado por unas cien personas, tiene por finalidad sumarnos a las iniciativas de protesta social, en defensa de los derechos de las mujeres. No queremos callar ante el atropello sufrido en la dignidad e intimidad de las mismas. Expresamos nuestra solidaridad y apoyo con las mujeres afectadas.
Reclamamos a los partidos progresistas y otras organizaciones el compromiso de sustituir la actual legislación del aborto por una ley de plazos.
MANIFIESTO:


TIEMPOS PELIGROSOS PARA LAS MUJERES
(UN VIAJE AL PASADO)

La admisión a trámite de la denuncia de la Asociación «La vida importa» por prácticas de aborto ilegal en algunas clínicas de Madrid, y las diligencias adoptadas por el Juez instructor —citación mediante policía a veinticinco mujeres y registro y recogida de archivos de estas clínicas— pone a la luz dos cuestiones preocupantes: por un lado, la beligerancia de algunos sectores de la Iglesia y, por otro, la obsolescencia de la ley del aborto, que, tras más de veinte años de vigencia, resulta no solo insuficiente, sino también peligrosa, por dejar abierta la espada de Damocles de la persecución penal.
Que en 2008 —en una sociedad plural, avanzada, democrática—, ocurran estos hechos, y seamos testigos de la amenaza que sufren estas mujeres, cuyas vidas están siendo investigadas y aireadas públicamente, resulta una vuelta a tiempos que creíamos superados. Tiempos oscuros en los que el Estado se metía en tu casa y escrutaba tus pensamientos, tus inclinaciones sexuales y afectivas, y obligaba a las mujeres, bajo sanción penal, a una maternidad no querida. Pero esta situación es real o ¿estamos ante una pesadilla?
Desde el año 2004 hay un Gobierno socialista que ha dado muestras de tomar los derechos de las mujeres en serio: con políticas valientes, ampliando y profundizando sus derechos, sin concesiones paternalistas. Desde una convicción, sincera y comprometida, en la igualdad de los hombres y las mujeres.
Tras estos años de avances democráticos (o quizá por ellos) presenciamos un ataque a la dignidad de las mujeres que en ningún caso nos puede dejar indiferentes. Este ataque se enmarca en la ofensiva desplegada por sectores integristas de la Iglesia Católica que pretenden evangelizar a la sociedad española —nueva cruzada—, imponiendo sus valores morales como únicos y verdaderos. Lo han dicho sin tapujos destacadas autoridades eclesiásticas: el divorcio express, el aborto, el reconocimiento del derecho al matrimonio a los homosexuales, la asignatura de Educación para la Ciudadanía…, conducen a «la disolución de la democracia» y «son una clara vulneración de los derechos humanos».
La vinculación de Asociaciones como «La vida importa» (y otras similares) con el ideario más integrista de la Iglesia no requiere comentario, pero revela que estamos ante una estrategia, y que estos hechos no deben ser despachados por sectores progresistas como anecdóticos y de escasa trascendencia.
En primer lugar, la situación personal de las veinticinco mujeres más arriba mencionadas constituye por si misma un hecho de la máxima gravedad, además de poner de manifiesto que la amenaza se cierne sobre todas aquellas que han acudido o que puedan acudir en un futuro a estas clínicas.
Esta situación requiere una respuesta firme y su contenido es obvio: lo primero y más urgente, una muestra activa de nuestro apoyo y solidaridad con las mujeres afectadas; y, por otra parte, abordar seriamente el problema del aborto, sin condicionarlo a futuros debates sobre ampliación o mejora de su regulación. Es necesario que la clase política, y en particular los partidos progresistas y este Gobierno, se comprometan a defender a estas mujeres, apostando por su dignidad y poniendo fin a estas situaciones.
En efecto, ya en su día, en 1985, la ley del aborto resultaba timorata para las reivindicaciones del feminismo del momento; pero, tras veintitrés años de vigencia, se ha hecho evidente que esta regulación no solo resulta inadecuada e insuficiente en el tratamiento del problema, sino que —por sus propias premisas de corte moral, al seguir una lógica que siempre culpabiliza a las mujeres por la práctica del aborto— deja abierta una vía para que sectores integristas religiosos (o maridos, compañeros desairados) puedan mantener en jaque a las mujeres.
Una apuesta inequívoca por la dignidad y la igualdad de las mujeres exige que la regulación del aborto opte por el sistema de plazos, que asegura un ámbito a la libre e intima decisión de la mujer, al resguardo de intromisiones de los poderes del Estado, siendo al tiempo respetuoso con los otros intereses sociales que también concurren en el problema del aborto.
La Ley de 1985 ya ha cumplido su papel. En la actualidad cada vez es más patente su inadecuación con las necesidades y el grado de autodeterminación alcanzado por las mujeres en los últimos veinte años. El sistema de indicaciones seguido por la ley de 1985 sitúa a las mujeres en una posición de falta de autonomía y de clara inferioridad, no compatible con el principio de dignidad, pues la decisión sobre su maternidad queda totalmente fuera de su ámbito exclusivo de decisión, al imponer el Ordenamiento la maternidad, con independencia de la voluntad de la propia mujer. Y, para eludir esta obligación de ser madres —que se impone como «ius cogens»—, es preciso justificarse ante el Estado.
Esta regulación comporta una doble humillación para la mujer: primero se la coloca en la posición de pedir autorización al Estado, en una situación de permanente minoría de edad; y a continuación se le obliga a autodeclarar hechos, circunstancias, situaciones, que pertenecen al estricto ámbito personal, lo que supone una clara violencia contra nuestra propia dignidad e intimidad. Si queremos librarnos de la amenaza penal, las mujeres estamos obligadas a hacer pública la existencia de una agresión sexual, o a afirmar que la maternidad nos provoca un grave daño psíquico, expresando públicamente debilidades o intimidades que, además, han de acreditarse facultativamente. Este mecanismo de reconocimiento de la superioridad moral de los otros, y por tanto de la aceptación del mal comportamiento solo justificable por no causar otros males mayores (para ti, para la sociedad), y esta autoconfesión de debilidad psíquica guarda muchas similitudes con los procesos de caza de brujas, totalmente inadmisible en una sociedad de hombres y mujeres libres.

Madrid, a 22 de enero de 2008




martes, 15 de enero de 2008

articulo de opinion

TIEMPOS PELIGROSOS PARA LAS MUJERES (UN VIAJE AL PASADO)

La admisión a tramite de la denuncia de la Asociación “La Vida Importa” por practicas de aborto ilegal en algunas clínicas de Madrid y las diligencias adoptadas por el Juez instructor, concretadas en la citación mediante policía a 25 mujeres y en el registro y recogida de archivos de estas clínicas, pone a la luz dos cuestiones preocupantes: de un lado, la beligerancia de algunos sectores de la Iglesia y, de otro, la obsolescencia de la ley del aborto que, tras más de 20 años de vigencia, resulta insuficiente y, además, peligrosa, por dejar abierta la puerta a la persecución penal, cual espada de Damocles.

Que en 2008, en una sociedad plural, avanzada y democrática ocurran estos hechos y seamos testigos de la amenaza que sufren unas mujeres, cuyas vidas están siendo investigadas y aireadas públicamente, resulta una vuelta a tiempos que creíamos superados. Tiempos oscuros en los que el Estado se metía en tu casa y escrutaba tus pensamientos, tus inclinaciones sexuales y afectivas, y obligaba a las mujeres, bajo sanción penal, a una maternidad no querida .
Cabe, entonces, preguntarse, ¿esta situación es real, o ¿estamos ante una pesadilla?.
Desde el año 2004 hay un Gobierno socialista que ha dado muestras de tomar los derechos de las mujeres en serio, mediante la adopción de políticas valientes que amplían y profundizan los derechos de las mujeres sin concesiones paternalistas, y desde una convicción sincera y comprometida con la igualdad de hombres y mujeres.

Sin embargo, tras estos años de avances democráticos ( o quizás por ello), presenciamos ahora un ataque a la dignidad de las mujeres que en ningún caso nos puede dejar indiferentes. Este ataque se enmarca en la ofensiva desplegada por sectores integristas de la Iglesia Católica que pretenden evangelizar a la sociedad española con una nueva Cruzada, imponiendo sus valores morales como únicos y verdaderos. Lo han dicho sin tapujos destacadas autoridades eclesiásticas: el divorcio Express, el aborto, el reconocimiento del derecho al matrimonio a los homosexuales, la asignatura de Educación para la ciudadanía …, conducen a “la disolución de la democracia” y “son una clara vulneración de los derechos humanos”.

La vinculación de Asociaciones La Vida Importa y otras similares con el ideario más integrista de la Iglesia no requiere comentario, pero revela que estamos ante una estrategia que demanda que estos hechos no puedan ser despachados por sectores progresistas como anecdóticos y de escasa trascendencia.

En primer lugar, la situación personal de las 25 mujeres citadas constituye por si misma una cuestión de la máxima gravedad, además de poner de manifiesto que la amenaza se cierne sobre todas las mujeres que han acudido o que puedan acudir en un futuro a estas clínicas. Esta situación requiere una respuesta firme, y su contenido se presenta obvio: lo primero y más urgente es una muestra activa de nuestro apoyo y solidaridad con las mujeres afectadas.
En segundo lugar, es preciso abordar seriamente el problema del aborto y no posponerlo a futuros debates sobre ampliación o mejora de su regulación. Es necesario que la clase política y en particular los partidos progresistas y este Gobierno se comprometan a defender a estas mujeres apostando por su dignidad y libertad, eliminando los recortes de la actual legislación del aborto que pone en manos de sectores ultramotanos esa dignidad y esa libertad.
En efecto, ya en su día, en 1985, la ley del aborto resultaba timorata para las reivindicaciones del feminismo del momento. Pero, mantener tras 23 años de vigencia esta regulación. no solo es inadecuado e insuficiente para el tratamiento del problema, al seguir una lógica que siempre culpabiliza a las mujeres por la practica del aborto, sino que, además, por esa mismas premisas de corte moral , se deja abierta una vía para que sectores integristas religiosos (o maridos, compañeros desairados) puedan mantener en jaque a las mujeres.
Una apuesta inequívoca por la dignidad y la igualdad de las mujeres exige que la regulación del aborto opte por el sistema de plazos, pues asegura un ámbito a la libre e intima decisión de la mujer, al resguardo de intromisiones de los poderes del Estado, siendo, a la vez, respetuoso con los otros intereses sociales que también concurren en el problema del aborto.
La Ley de 1985 ya ha cumplido su papel y ya ha dado su máximo rendimiento. En la actualidad cada vez es más patente su inadecuación con las necesidades y el grado de autodeterminación alcanzado por las mujeres en los últimos 20 años. El sistema de indicaciones seguido por ella, sitúa a las mujeres en una posición de falta de autonomía y de clara inferioridad no compatible con el principio de dignidad, pues la decisión sobre la maternidad queda totalmente fuera de su ámbito exclusivo de decisión, al imponerla el Ordenamiento con independencia de su voluntad. Además, produce el efecto perverso de que, para eludir esta obligación de ser madres, que se impone como “ius cogens”, es preciso justificarse ante el Estado, alegando que de la continuación de esa maternidad (no deseada) se derivan males mayores que no es exigible soportar.
Esta regulación comporta una doble humillación para las mujeres, pues nos coloca en la posición de pedir autorización al Estado, en una situación de permanente minoría de edad, y nos obliga a declarar hechos, circunstancias y situaciones que expresan una clara violencia contra nuestra propia dignidad e intimidad. Estamos obligadas, si queremos librarnos de la amenaza penal, a hacer publica la existencia de una agresión sexual, o a afirmar que la maternidad nos provoca un grave daño psíquico, esto es, a expresar públicamente debilidades o intimidades y a acreditarlas facultativamente. Este mecanismo de reconocimiento de la superioridad moral de los otros y, por tanto, de la aceptación del mal comportamiento (solo justificable por no causar otros males mayores para una misma o para la sociedad) y esta autoconfesión de debilidad psíquica, guarda muchas similitudes con los procesos de caza de brujas que no se corresponden con una sociedad de hombres y mujeres libres.









Madrid, a 13 de enero de 2008

lunes, 14 de enero de 2008

la batalla del aborto

Queridos/as amigos/as os damos la bienvenida a este espacio que quiere iniciar su andadura hablando del aborto, un tema siempre delicado, ya que se mezclan problemas y derechos intimos y aspectos sociales complejos. En cualquier caso no es un tema de conversación baladi, pero hay momentos en los que no hay mas remedio que abordar los problemas con valentia. Las presiones e intimidaciones que estan sufriendo algunas mujeres, que son llamadas a declarar por la Justicia y las presiones que sufren los profesionles que trabajan en los Centros de aborto exigen una respuesta adecuada a esta ofensiva contra el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad.
Estamos en una situacion en la que el problema del aborto es examinado desde la optica electoral. Unos dicen que la operación ha sido orquestada por la Iglesia, jaleada por politicos retrogrados, buscando cualquier resquicio para arañar votos y plantear en la agenda una patata caliente en el inicio de la campaña electoral.
Sin embargo, las lecturas electoralistas no convencen, ni suplen el silencio clamoroso de estos dias. Los que tenian que decir han callado, sin duda condicionados por el momento electoral.
Y para no se complices de este silencio, hemos abierto este espacio. y estamos dispuestas a no callar para defender nuestros derechos.
Como primera iniciativa hemos preparado un texto, en el que expresamos nuestra opinion sobre el aborto. Estamos seguras que nuestra posición es compartida y que somos muchas las mujeres que defendemos el derecho a decidir por nosotras mismas.

Este texto los vamos a publicar en el blog,nos interesa mucho vuestra opinion y en el caso de que esteis de acuerdo con su contenido, queremos pediros vuestro apoyo para remitirlo firmado a partidos politicos y otras organizaciones sociales.